2 de julio de 2008

Fin, de la Primera Parte






















Mariola lleva una maleta muy grande, donde guarda todo aquello que se encuentra por el camino: monedas gastadas, botones descocidos, miradas furtivas, hojas de otoño partidas por la mitad, sonrisas pícaras, telas de arañas, carcajadas a punto de explotar...
Pero a veces siente que la maleta pesa demasiado y entonces debe parar a descansar y coger fuerzas. Mariola se siente un poco confusa porque, por un lado se siente feliz de haber encontrado tantos tesoros, pero por el otro, en ocasiones le resulta difícil tirar de este baúl que pesa tanto.
Además, hay algo que preocupa a Mariola y es que cuando abre la maleta para guardar una pluma de algún pájaro o algún chiste gracioso, debe tener muchiiiisimo cuidado para que el resto de cosas que guarda dentro no se escapen. Así que con mucho cuidado, empuja todo bien juntito para hacer espacio a lo que aún le queda por encontrar.
Algunas veces Mariola desearía poder encontrar un sitio donde poder abrirla y dejar salir lo que lleva dentro, pero al final siempre se ve en una nueva estación, esperando a que la Curiosidad le lleve a otro lugar donde poder seguir llenando su maleta de secretos.

3 comentarios:

David dijo...

¿qué pasará por la cabeza de esa chica que no parece ni triste ni contenta? :) Mmmmm... por otro lado, esos piececitos que parecen panecillos me han abierto el apetito, creo que me voy a redesayunar... ñam-ñam!

Emedé dijo...

¿nunca te había hablado de Mariola? ;)

David dijo...

diosss! que bonito! :_)